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Job

Job Capítulo 1

Las calamidades de Job

1Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
2Y le nacieron siete hijos y tres hijas.
3Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.
4E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
5Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
6Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
7Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
8Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
9Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
10¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
11Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
12Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
13Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito,
14y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
15y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia.
16Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia.

17Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
18Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
19y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia.
20Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,
21y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
22En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Job Capítulo 2

1Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.
2Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
3Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
4Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
5Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
6Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
7Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
8Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
9Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
10Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
11Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle.

12Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.
13Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Job Capítulo 3

Job maldice el día en que nació

1Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.
2Y exclamó Job, y dijo:
3Perezca el día en que yo nací, Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
4Sea aquel día sombrío, Y no cuide de él Dios desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.
5Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado Que lo haga horrible como día caliginoso.
6Ocupe aquella noche la oscuridad; No sea contada entre los días del año, Ni venga en el número de los meses.
7¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella!
8Maldíganla los que maldicen el día, Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
9Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana;
10Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria.
11¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre?
12¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase?
13Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso,
14Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que reedifican para sí ruinas;
15O con los príncipes que poseían el oro, Que llenaban de plata sus casas.
16¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
17Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas.
18Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz.
19Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor.

20¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida a los de ánimo amargado,
21Que esperan la muerte, y ella no llega, Aunque la buscan más que tesoros;
22Que se alegran sobremanera, Y se gozan cuando hallan el sepulcro?
23¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, Y a quien Dios ha encerrado?
24Pues antes que mi pan viene mi suspiro, Y mis gemidos corren como aguas.
25Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía.
26No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación.

Job Capítulo 4

Elifaz reprende a Job

1Entonces respondió Elifaz temanita, y dijo:
2Si probáremos a hablarte, te será molesto; Pero ¿quién podrá detener las palabras?
3He aquí, tú enseñabas a muchos, Y fortalecías las manos débiles;
4Al que tropezaba enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.
5Mas ahora que el mal ha venido sobre ti, te desalientas; Y cuando ha llegado hasta ti, te turbas.
6¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?
7Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?
8Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
9Perecen por el aliento de Dios, Y por el soplo de su ira son consumidos.
10Los rugidos del león, y los bramidos del rugiente, Y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
11El león viejo perece por falta de presa, Y los hijos de la leona se dispersan.
12El asunto también me era a mí oculto; Mas mi oído ha percibido algo de ello.
13En imaginaciones de visiones nocturnas, Cuando el sueño cae sobre los hombres,
14Me sobrevino un espanto y un temblor, Que estremeció todos mis huesos;
15Y al pasar un espíritu por delante de mí, Hizo que se erizara el pelo de mi cuerpo.
16Paróse delante de mis ojos un fantasma, Cuyo rostro yo no conocí, Y quedo, oí que decía:
17¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más limpio que el que lo hizo?
18He aquí, en sus siervos no confía, Y notó necedad en sus ángeles;

19¡Cuánto más en los que habitan en casas de barro, Cuyos cimientos están en el polvo, Y que serán quebrantados por la polilla!
20De la mañana a la tarde son destruidos, Y se pierden para siempre, sin haber quien repare en ello.
21Su hermosura, ¿no se pierde con ellos mismos? Y mueren sin haber adquirido sabiduría.

Job Capítulo 5

1Ahora, pues, da voces; ¿habrá quien te responda? ¿Y a cuál de los santos te volverás?
2Es cierto que al necio lo mata la ira, Y al codicioso lo consume la envidia.
3Yo he visto al necio que echaba raíces, Y en la misma hora maldije su habitación.
4Sus hijos estarán lejos de la seguridad; En la puerta serán quebrantados, Y no habrá quien los libre.
5Su mies comerán los hambrientos, Y la sacarán de entre los espinos, Y los sedientos beberán su hacienda.
6Porque la aflicción no sale del polvo, Ni la molestia brota de la tierra.
7Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción.
8Ciertamente yo buscaría a Dios, Y encomendaría a él mi causa;
9El cual hace cosas grandes e inescrutables, Y maravillas sin número;
10Que da la lluvia sobre la faz de la tierra, Y envía las aguas sobre los campos;
11Que pone a los humildes en altura, Y a los enlutados levanta a seguridad;
12Que frustra los pensamientos de los astutos, Para que sus manos no hagan nada;
13Que prende a los sabios en la astucia de ellos, Y frustra los designios de los perversos.
14De día tropiezan con tinieblas, Y a mediodía andan a tientas como de noche.
15Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, Y de la mano violenta;
16Pues es esperanza al menesteroso, Y la iniquidad cerrará su boca.
17He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso.
18Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; El hiere, y sus manos curan.
19En seis tribulaciones te librará, Y en la séptima no te tocará el mal.

20En el hambre te salvará de la muerte, Y del poder de la espada en la guerra.

21Del azote de la lengua serás encubierto; No temerás la destrucción cuando viniere.
22De la destrucción y del hambre te reirás, Y no temerás de las fieras del campo;
23Pues aun con las piedras del campo tendrás tu pacto, Y las fieras del campo estarán en paz contigo.
24Sabrás que hay paz en tu tienda; Visitarás tu morada, y nada te faltará.
25Asimismo echarás de ver que tu descendencia es mucha, Y tu prole como la hierba de la tierra.
26Vendrás en la vejez a la sepultura, Como la gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
27He aquí lo que hemos inquirido, lo cual es así; Oyelo, y conócelo tú para tu provecho.

Job Capítulo 6

Job reprocha la actitud de sus amigos

1Respondió entonces Job, y dijo:
2¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!
3Porque pesarían ahora más que la arena del mar; Por eso mis palabras han sido precipitadas.
4Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.
5¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto?
6¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo?
7Las cosas que mi alma no quería tocar, Son ahora mi alimento.
8¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que me otorgase Dios lo que anhelo,
9Y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo!
10Sería aún mi consuelo, Si me asaltase con dolor sin dar más tregua, Que yo no he escondido las palabras del Santo.
11¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga aún paciencia?
12¿Es mi fuerza la de las piedras, O es mi carne de bronce?
13¿No es así que ni aun a mí mismo me puedo valer, Y que todo auxilio me ha faltado?
14El atribulado es consolado por su compañero; Aun aquel que abandona el temor del Omnipotente.
15Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; Pasan como corrientes impetuosas
16Que están escondidas por la helada, Y encubiertas por la nieve;
17Que al tiempo del calor son deshechas, Y al calentarse, desaparecen de su lugar;
18Se apartan de la senda de su rumbo, Van menguando, y se pierden.
19Miraron los caminantes de Temán, Los caminantes de Sabá esperaron en ellas;
20Pero fueron avergonzados por su esperanza; Porque vinieron hasta ellas, y se hallaron confusos.
21Ahora ciertamente como ellas sois vosotros; Pues habéis visto el tormento, y teméis.

22¿Os he dicho yo: Traedme, Y pagad por mí de vuestra hacienda;
23Libradme de la mano del opresor, Y redimidme del poder de los violentos?
24Enseñadme, y yo callaré; Hacedme entender en qué he errado.
25¡Cuán eficaces son las palabras rectas! Pero ¿qué reprende la censura vuestra?
26¿Pensáis censurar palabras, Y los discursos de un desesperado, que son como el viento?
27También os arrojáis sobre el huérfano, Y caváis un hoyo para vuestro amigo.
28Ahora, pues, si queréis, miradme, Y ved si digo mentira delante de vosotros.
29Volved ahora, y no haya iniquidad; Volved aún a considerar mi justicia en esto.
30¿Hay iniquidad en mi lengua? ¿Acaso no puede mi paladar discernir las cosas inicuas?

Job Capítulo 7

Job argumenta contra Dios

1¿No es acaso brega la vida del hombre sobre la tierra, Y sus días como los días del jornalero?
2Como el siervo suspira por la sombra, Y como el jornalero espera el reposo de su trabajo,
3Así he recibido meses de calamidad, Y noches de trabajo me dieron por cuenta.
4Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba.
5Mi carne está vestida de gusanos, y de costras de polvo; Mi piel hendida y abominable.
6Y mis días fueron más veloces que la lanzadera del tejedor, Y fenecieron sin esperanza.
7Acuérdate que mi vida es un soplo, Y que mis ojos no volverán a ver el bien.
8Los ojos de los que me ven, no me verán más; Fijarás en mí tus ojos, y dejaré de ser.
9Como la nube se desvanece y se va, Así el que desciende al Seol no subirá;
10No volverá más a su casa, Ni su lugar le conocerá más.
11Por tanto, no refrenaré mi boca; Hablaré en la angustia de mi espíritu, Y me quejaré con la amargura de mi alma.
12¿Soy yo el mar, o un monstruo marino, Para que me pongas guarda?
13Cuando digo: Me consolará mi lecho, Mi cama atenuará mis quejas;
14Entonces me asustas con sueños, Y me aterras con visiones.
15Y así mi alma tuvo por mejor la estrangulación, Y quiso la muerte más que mis huesos.
16Abomino de mi vida; no he de vivir para siempre; Déjame, pues, porque mis días son vanidad.
17¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y para que pongas sobre él tu corazón,
18Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes?

bendicen

19¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada, Y no me soltarás siquiera hasta que trague mi saliva?
20Si he pecado, ¿qué puedo hacerte a ti, oh Guarda de los hombres? ¿Por qué me pones por blanco tuyo, Hasta convertirme en una carga para mí mismo?
21¿Y por qué no quitas mi rebelión, y perdonas mi iniquidad? Porque ahora dormiré en el polvo, Y si me buscares de mañana, ya no existiré.

Job Capítulo 8

Bildad proclama la justicia de Dios

1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?
3¿Acaso torcerá Dios el derecho, O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
4Si tus hijos pecaron contra él, El los echó en el lugar de su pecado.
5Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso;
6Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.
7Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.
8Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas, Y disponte para inquirir a los padres de ellas;
9Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos, Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
10¿No te enseñarán ellos, te hablarán, Y de su corazón sacarán palabras?
11¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?
12Aun en su verdor, y sin haber sido cortado, Con todo, se seca primero que toda hierba.
13Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios; Y la esperanza del impío perecerá;

14Porque su esperanza será cortada, Y su confianza es tela de araña.
15Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie; Se asirá de ella, mas no resistirá.
16A manera de un árbol está verde delante del sol, Y sus renuevos salen sobre su huerto;
17Se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente, Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.

18Si le arrancaren de su lugar, Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
19Ciertamente este será el gozo de su camino; Y del polvo mismo nacerán otros.
20He aquí, Dios no aborrece al perfecto, Ni apoya la mano de los malignos.
21Aún llenará tu boca de risa, Y tus labios de júbilo.
22Los que te aborrecen serán vestidos de confusión; Y la habitación de los impíos perecerá.

Job Capítulo 9

Incapacidad de Job para responder a Dios

1Respondió Job, y dijo:
2Ciertamente yo sé que es así; ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
3Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil.
4El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?
5El arranca los montes con su furor, Y no saben quién los trastornó;
6El remueve la tierra de su lugar, Y hace temblar sus columnas;
7El manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas;
8El solo extendió los cielos, Y anda sobre las olas del mar;
9El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur;
10El hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número.
11He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé.
12He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?
13Dios no volverá atrás su ira, Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios.
14¿Cuánto menos le responderé yo, Y hablaré con él palabras escogidas?
15Aunque fuese yo justo, no respondería; Antes habría de rogar a mi juez.
16Si yo le invocara, y él me respondiese, Aún no creeré que haya escuchado mi voz.
17Porque me ha quebrantado con tempestad, Y ha aumentado mis heridas sin causa.
18No me ha concedido que tome aliento, Sino que me ha llenado de amarguras.
19Si habláremos de su potencia, por cierto es fuerte; Si de juicio, ¿quién me emplazará?
20Si yo me justificare, me condenaría mi boca; Si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
21Si fuese íntegro, no haría caso de mí mismo; Despreciaría mi vida.
22Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío él los consume.
23Si azote mata de repente, Se ríe del sufrimiento de los inocentes.
24La tierra es entregada en manos de los impíos, Y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está?

25Mis días han sido más ligeros que un correo; Huyeron, y no vieron el bien.

26Pasaron cual naves veloces; Como el águila que se arroja sobre la presa.
27Si yo dijere: Olvidaré mi queja, Dejaré mi triste semblante, y me esforzaré,
28Me turban todos mis dolores; Sé que no me tendrás por inocente.
29Yo soy impío; ¿Para qué trabajaré en vano?
30Aunque me lave con aguas de nieve, Y limpie mis manos con la limpieza misma,
31Aún me hundirás en el hoyo, Y mis propios vestidos me abominarán.
32Porque no es hombre como yo, para que yo le responda, Y vengamos juntamente a juicio.
33No hay entre nosotros árbitro Que ponga su mano sobre nosotros dos.
34Quite de sobre mí su vara, Y su terror no me espante.
35Entonces hablaré, y no le temeré; Porque en este estado no estoy en mí.

Job Capítulo 10

Job lamenta su condición

1Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.
2Diré a Dios: No me condenes; Hazme entender por qué contiendes conmigo.
3¿Te parece bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que favorezcas los designios de los impíos?
4¿Tienes tú acaso ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?
5¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos,
6Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado,
7Aunque tú sabes que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano me libre?
8Tus manos me hicieron y me formaron; ¿Y luego te vuelves y me deshaces?
9Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver?
10¿No me vaciaste como leche, Y como queso me cuajaste?
11Me vestiste de piel y carne, Y me tejiste con huesos y nervios.
12Vida y misericordia me concediste, Y tu cuidado guardó mi espíritu.
13Estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que están cerca de ti.
14Si pequé, tú me has observado, Y no me tendrás por limpio de mi iniquidad.
15Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.
16Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; Y vuelves a hacer en mí maravillas.
17Renuevas contra mí tus pruebas, Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.
18¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.

19Fuera como si nunca hubiera existido, Llevado del vientre a la sepultura.
20¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco,
21Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
22Tierra de oscuridad, lóbrega, Como sombra de muerte y sin orden, Y cuya luz es como densas tinieblas.

Job Capítulo 11

Zofar acusa de maldad a Job

1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?
3¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Harás escarnio y no habrá quien te avergüence?
4Tú dices: Mi doctrina es pura, Y yo soy limpio delante de tus ojos.
5Mas ¡oh, quién diera que Dios hablara, Y abriera sus labios contigo,
6Y te declarara los secretos de la sabiduría, Que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
7¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?
8Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?
9Su dimensión es más extensa que la tierra, Y más ancha que el mar.
10Si él pasa, y aprisiona, y llama a juicio, ¿Quién podrá contrarrestarle?
11Porque él conoce a los hombres vanos; Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?
12El hombre vano se hará entendido, Cuando un pollino de asno montés nazca hombre.
13Si tú dispusieres tu corazón, Y extendieres a él tus manos;
14Si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, Y no consintieres que more en tu casa la injusticia,
15Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte, y nada temerás;
16Y olvidarás tu miseria, O te acordarás de ella como de aguas que pasaron.
17La vida te será más clara que el mediodía; Aunque oscureciere, será como la mañana.

lebera2

18Tendrás confianza, porque hay esperanza; Mirarás alrededor, y dormirás seguro.
19Te acostarás, y no habrá quien te espante; Y muchos suplicarán tu favor.
20Pero los ojos de los malos se consumirán, Y no tendrán refugio; Y su esperanza será dar su último suspiro.

Job Capítulo 12

Job defiende su integridad

1He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, Y oído y entendido mis oídos.
2Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy menos que vosotros.
3Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.
4Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos.
5Ojalá callarais por completo, Porque esto os fuera sabiduría.
6Oíd ahora mi razonamiento, Y estad atentos a los argumentos de mis labios.
7¿Hablaréis iniquidad por Dios? ¿Hablaréis por él engaño?
8¿Haréis acepción de personas a su favor? ¿Contenderéis vosotros por Dios?
9¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?
10El os reprochará de seguro, Si solapadamente hacéis acepción de personas.
11De cierto su alteza os habría de espantar, Y su pavor habría de caer sobre vosotros.
12Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.
13Escuchadme, y hablaré yo, Y que me venga después lo que viniere.
14¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, Y tomaré mi vida en mi mano?
15He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
16Y él mismo será mi salvación, Porque no entrará en su presencia el impío.
17Oíd con atención mi razonamiento, Y mi declaración entre en vuestros oídos.
18He aquí ahora, si yo expusiere mi causa, Sé que seré justificado.
19¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
20A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:
21Aparta de mí tu mano, Y no me asombre tu terror.

desendientes

22Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
23¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
24¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?
25¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, Y a una paja seca has de perseguir?
26¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
27Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, Trazando un límite para las plantas de mis pies.
28Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma, Como vestido que roe la polilla.

Job Capítulo 13

Job defiende su integridad

1He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, Y oído y entendido mis oídos.
2Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; No soy menos que vosotros.
3Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.
4Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos.
5Ojalá callarais por completo, Porque esto os fuera sabiduría.
6Oíd ahora mi razonamiento, Y estad atentos a los argumentos de mis labios.
7¿Hablaréis iniquidad por Dios? ¿Hablaréis por él engaño?
8¿Haréis acepción de personas a su favor? ¿Contenderéis vosotros por Dios?
9¿Sería bueno que él os escudriñase? ¿Os burlaréis de él como quien se burla de algún hombre?
10El os reprochará de seguro, Si solapadamente hacéis acepción de personas.
11De cierto su alteza os habría de espantar, Y su pavor habría de caer sobre vosotros.
12Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.
13Escuchadme, y hablaré yo, Y que me venga después lo que viniere.
14¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, Y tomaré mi vida en mi mano?
15He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; No obstante, defenderé delante de él mis caminos,
16Y él mismo será mi salvación, Porque no entrará en su presencia el impío.
17Oíd con atención mi razonamiento, Y mi declaración entre en vuestros oídos.
18He aquí ahora, si yo expusiere mi causa, Sé que seré justificado.
19¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
20A lo menos dos cosas no hagas conmigo; Entonces no me esconderé de tu rostro:
21Aparta de mí tu mano, Y no me asombre tu terror.

diosorndena

22Llama luego, y yo responderé; O yo hablaré, y respóndeme tú.
23¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
24¿Por qué escondes tu rostro, Y me cuentas por tu enemigo?
25¿A la hoja arrebatada has de quebrantar, Y a una paja seca has de perseguir?
26¿Por qué escribes contra mí amarguras, Y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
27Pones además mis pies en el cepo, y observas todos mis caminos, Trazando un límite para las plantas de mis pies.
28Y mi cuerpo se va gastando como de carcoma, Como vestido que roe la polilla.

Job Capítulo 14

Job discurre sobre la brevedad de la vida

1El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado de sinsabores,
2Sale como una flor y es cortado, Y huye como la sombra y no permanece.
3¿Sobre éste abres tus ojos, Y me traes a juicio contigo?
4¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.
5Ciertamente sus días están determinados, Y el número de sus meses está cerca de ti; Le pusiste límites, de los cuales no pasará.
6Si tú lo abandonares, él dejará de ser; Entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
7Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.
8Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su tronco fuere muerto en el polvo,
9Al percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta nueva.
10Mas el hombre morirá, y será cortado; Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?
11Como las aguas se van del mar, Y el río se agota y se seca,
12Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.
13¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
14Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación.
15Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos.
16Pero ahora me cuentas los pasos, Y no das tregua a mi pecado;
17Tienes sellada en saco mi prevaricación, Y tienes cosida mi iniquidad.

18Ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son removidas de su lugar;
19Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
20Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; Demudarás su rostro, y le despedirás.
21Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ello.
22Mas su carne sobre él se dolerá, Y se entristecerá en él su alma.

Job Capítulo 15

Elifaz reprende a Job

1Respondió Elifaz temanita, y dijo:
2¿Proferirá el sabio vana sabiduría, Y llenará su vientre de viento solano?
3¿Disputará con palabras inútiles, Y con razones sin provecho?
4Tú también disipas el temor, Y menoscabas la oración delante de Dios.
5Porque tu boca declaró tu iniquidad, Pues has escogido el hablar de los astutos.
6Tu boca te condenará, y no yo; Y tus labios testificarán contra ti.
7¿Naciste tú primero que Adán? ¿O fuiste formado antes que los collados?
8¿Oíste tú el secreto de Dios, Y está limitada a ti la sabiduría?
9¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes tú que no se halle en nosotros?
10Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros, Mucho más avanzados en días que tu padre.
11¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios, Y las palabras que con dulzura se te dicen?
12¿Por qué tu corazón te aleja, Y por qué guiñan tus ojos,
13Para que contra Dios vuelvas tu espíritu, Y saques tales palabras de tu boca?
14¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y para que se justifique el nacido de mujer?
15He aquí, en sus santos no confía, Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos;
16¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?
17Escúchame; yo te mostraré, Y te contaré lo que he visto;
18Lo que los sabios nos contaron De sus padres, y no lo encubrieron;
19A quienes únicamente fue dada la tierra, Y no pasó extraño por en medio de ellos.
20Todos sus días, el impío es atormentado de dolor, Y el número de sus años está escondido para el violento.
21Estruendos espantosos hay en sus oídos; En la prosperidad el asolador vendrá sobre él.

22El no cree que volverá de las tinieblas, Y descubierto está para la espada.
23Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está? Sabe que le está preparado día de tinieblas

24Tribulación y angustia le turbarán, Y se esforzarán contra él como un rey dispuesto para la batalla,
25Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso.

26Corrió contra él con cuello erguido, Con la espesa barrera de sus escudos.
27Porque la gordura cubrió su rostro, E hizo pliegues sobre sus ijares;
28Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban en ruinas.
29No prosperará, ni durarán sus riquezas, Ni extenderá por la tierra su hermosura.
30No escapará de las tinieblas; La llama secará sus ramas, Y con el aliento de su boca perecerá.
31No confíe el iluso en la vanidad, Porque ella será su recompensa.
32El será cortado antes de su tiempo, Y sus renuevos no reverdecerán.
33Perderá su agraz como la vid, Y derramará su flor como el olivo.
34Porque la congregación de los impíos será asolada, Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
35Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, Y en sus entrañas traman engaño

Job Capítulo 16

Job se queja contra Dios

1Respondió Job, y dijo:
2Muchas veces he oído cosas como estas; Consoladores molestos sois todos vosotros.
3¿Tendrán fin las palabras vacías? ¿O qué te anima a responder?
4También yo podría hablar como vosotros, Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía; Yo podría hilvanar contra vosotros palabras, Y sobre vosotros mover mi cabeza.
5Pero yo os alentaría con mis palabras, Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.
6Si hablo, mi dolor no cesa; Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
7Pero ahora tú me has fatigado; Has asolado toda mi compañía.
8Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura, Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
9Su furor me despedazó, y me ha sido contrario; Crujió sus dientes contra mí; Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
10Abrieron contra mí su boca; Hirieron mis mejillas con afrenta; Contra mí se juntaron todos.
11Me ha entregado Dios al mentiroso, Y en las manos de los impíos me hizo caer.
12Próspero estaba, y me desmenuzó; Me arrebató por la cerviz y me despedazó, Y me puso por blanco suyo.
13Me rodearon sus flecheros, Partió mis riñones, y no perdonó; Mi hiel derramó por tierra.
14Me quebrantó de quebranto en quebranto; Corrió contra mí como un gigante.
15Cosí cilicio sobre mi piel, Y puse mi cabeza en el polvo.
16Mi rostro está inflamado con el lloro, Y mis párpados entenebrecidos,
17A pesar de no haber iniquidad en mis manos, Y de haber sido mi oración pura.
18¡Oh tierra! no cubras mi sangre, Y no haya lugar para mi clamor.

desobedienciahombre

19Mas he aquí que en los cielos está mi testigo, Y mi testimonio en las alturas.
20Disputadores son mis amigos; Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, Como con su prójimo!
22Mas los años contados vendrán, Y yo iré por el camino de donde no volveré.

Job Capítulo 17

1Mi aliento se agota, se acortan mis días, Y me está preparado el sepulcro.
2No hay conmigo sino escarnecedores, En cuya amargura se detienen mis ojos.
3Dame fianza, oh Dios; sea mi protección cerca de ti. Porque ¿quién querría responder por mí?
4Porque a éstos has escondido de su corazón la inteligencia; Por tanto, no los exaltarás.
5Al que denuncia a sus amigos como presa, Los ojos de sus hijos desfallecerán.
6El me ha puesto por refrán de pueblos, Y delante de ellos he sido como tamboril.
7Mis ojos se oscurecieron por el dolor, Y mis pensamientos todos son como sombra.
8Los rectos se maravillarán de esto, Y el inocente se levantará contra el impío.
9No obstante, proseguirá el justo su camino, Y el limpio de manos aumentará la fuerza.
10Pero volved todos vosotros, y venid ahora, Y no hallaré entre vosotros sabio.
11Pasaron mis días, fueron arrancados mis pensamientos, Los designios de mi corazón.
12Pusieron la noche por día, Y la luz se acorta delante de las tinieblas.
13Si yo espero, el Seol es mi casa; Haré mi cama en las tinieblas.
14A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
15¿Dónde, pues, estará ahora mi esperanza? Y mi esperanza, ¿quién la verá?
16A la profundidad del Seol descenderán, Y juntamente descansarán en el polvo.

Job Capítulo 18

Bildad describe la suerte de los malos

1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2¿Cuándo pondréis fin a las palabras? Entended, y después hablemos.
3¿Por qué somos tenidos por bestias, Y a vuestros ojos somos viles?
4Oh tú, que te despedazas en tu furor, ¿Será abandonada la tierra por tu causa, Y serán removidas de su lugar las peñas?
5Ciertamente la luz de los impíos será apagada, Y no resplandecerá la centella de su fuego.
6La luz se oscurecerá en su tienda, Y se apagará sobre él su lámpara.
7Sus pasos vigorosos serán acortados, Y su mismo consejo lo precipitará.
8Porque red será echada a sus pies, Y sobre mallas andará.
9Lazo prenderá su calcañar; Se afirmará la trampa contra él.
10Su cuerda está escondida en la tierra, Y una trampa le aguarda en la senda.
11De todas partes lo asombrarán temores, Y le harán huir desconcertado.
12Serán gastadas de hambre sus fuerzas, Y a su lado estará preparado quebrantamiento.
13La enfermedad roerá su piel, Y a sus miembros devorará el primogénito de la muerte.
14Su confianza será arrancada de su tienda, Y al rey de los espantos será conducido.
15En su tienda morará como si no fuese suya; Piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
16Abajo se secarán sus raíces, Y arriba serán cortadas sus ramas.
17Su memoria perecerá de la tierra, Y no tendrá nombre por las calles.
18De la luz será lanzado a las tinieblas, Y echado fuera del mundo.
19No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, Ni quien le suceda en sus moradas.
20Sobre su día se espantarán los de occidente, Y pavor caerá sobre los de oriente.
21Ciertamente tales son las moradas del impío, Y este será el lugar del que no conoció a Dios.

17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.
23Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Job Capítulo 19

Job confía en que Dios lo justificará

1Respondió entonces Job, y dijo:
2¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?
3Ya me habéis vituperado diez veces; ¿No os avergonzáis de injuriarme?
4Aun siendo verdad que yo haya errado, Sobre mí recaería mi error.
5Pero si vosotros os engrandecéis contra mí, Y contra mí alegáis mi oprobio,
6Sabed ahora que Dios me ha derribado, Y me ha envuelto en su red.
7He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio.
8Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.
9Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.
10Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
11Hizo arder contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos.
12Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí, Y acamparon en derredor de mi tienda.
13Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
14Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
15Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos.
16Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.
17Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí.
19Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.
20Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.

21¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado.

22¿Por qué me perseguís como Dios, Y ni aun de mi carne os saciáis?
23¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
24Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre!
25Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
26Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;
27Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
28Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
29Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.

Job Capítulo 20

Zofar describe las calamidades de los malos

1Respondió Zofar naamatita, y dijo:
2Por cierto mis pensamientos me hacen responder, Y por tanto me apresuro.
3La reprensión de mi censura he oído, Y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
4¿No sabes esto, que así fue siempre, Desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,
5Que la alegría de los malos es breve, Y el gozo del impío por un momento?
6Aunque subiere su altivez hasta el cielo, Y su cabeza tocare en las nubes,
7Como su estiércol, perecerá para siempre; Los que le hubieren visto dirán: ¿Qué hay de él?
8Como sueño volará, y no será hallado, Y se disipará como visión nocturna.
9El ojo que le veía, nunca más le verá, Ni su lugar le conocerá más.
10Sus hijos solicitarán el favor de los pobres, Y sus manos devolverán lo que él robó.
11Sus huesos están llenos de su juventud, Mas con él en el polvo yacerán.
12Si el mal se endulzó en su boca, Si lo ocultaba debajo de su lengua,
13Si le parecía bien, y no lo dejaba, Sino que lo detenía en su paladar;
14Su comida se mudará en sus entrañas; Hiel de áspides será dentro de él.
15Devoró riquezas, pero las vomitará; De su vientre las sacará Dios.
16Veneno de áspides chupará; Lo matará lengua de víbora.
17No verá los arroyos, los ríos, Los torrentes de miel y de leche.
18Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó, Y no los tragará ni gozará.
19Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, Robó casas, y no las edificó;
20Por tanto, no tendrá sosiego en su vientre, Ni salvará nada de lo que codiciaba.
21No quedó nada que no comiese; Por tanto, su bienestar no será duradero.
22En el colmo de su abundancia padecerá estrechez; La mano de todos los malvados vendrá sobre él.

23Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el ardor de su ira, Y la hará llover sobre él y sobre su comida.
24Huirá de las armas de hierro, Y el arco de bronce le atravesará.
25La saeta le traspasará y saldrá de su cuerpo, Y la punta relumbrante saldrá por su hiel; Sobre él vendrán terrores.
26Todas las tinieblas están reservadas para sus tesoros; Fuego no atizado los consumirá; Devorará lo que quede en su tienda.
27Los cielos descubrirán su iniquidad, Y la tierra se levantará contra él.
28Los renuevos de su casa serán transportados; Serán esparcidos en el día de su furor.
29Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío, Y la heredad que Dios le señala por su palabra.

Job Capítulo 21

Job afirma que los malos prosperan

1Entonces respondió Job, y dijo:
2Oíd atentamente mi palabra, Y sea esto el consuelo que me deis.
3Toleradme, y yo hablaré; Y después que haya hablado, escarneced.
4¿Acaso me quejo yo de algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
5Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca.
6Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y el temblor estremece mi carne.
7¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
8Su descendencia se robustece a su vista, Y sus renuevos están delante de sus ojos.
9Sus casas están a salvo de temor, Ni viene azote de Dios sobre ellos.
10Sus toros engendran, y no fallan; Paren sus vacas, y no malogran su cría.
11Salen sus pequeñuelos como manada, Y sus hijos andan saltando.
12Al son de tamboril y de cítara saltan, Y se regocijan al son de la flauta.
13Pasan sus días en prosperidad, Y en paz descienden al Seol.
14Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, Porque no queremos el conocimiento de tus caminos.
15¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él?
16He aquí que su bien no está en mano de ellos; El consejo de los impíos lejos esté de mí.
17¡Oh, cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, Y Dios en su ira les reparte dolores!
18Serán como la paja delante del viento, Y como el tamo que arrebata el torbellino.
19Dios guardará para los hijos de ellos su violencia; Le dará su pago, para que conozca.
20Verán sus ojos su quebranto, Y beberá de la ira del Todopoderoso.
21Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí, Siendo cortado el número de sus meses?
22¿Enseñará alguien a Dios sabiduría, Juzgando él a los que están elevados?
23Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico;
24Sus vasijas estarán llenas de leche, Y sus huesos serán regados de tuétano.

nemeah

25Y este otro morirá en amargura de ánimo, Y sin haber comido jamás con gusto.
26Igualmente yacerán ellos en el polvo, Y gusanos los cubrirán.
27He aquí, yo conozco vuestros pensamientos, Y las imaginaciones que contra mí forjáis.
28Porque decís: ¿Qué hay de la casa del príncipe, Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
29¿No habéis preguntado a los que pasan por los caminos, Y no habéis conocido su respuesta,
30Que el malo es preservado en el día de la destrucción? Guardado será en el día de la ira.
31¿Quién le denunciará en su cara su camino? Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
32Porque llevado será a los sepulcros, Y sobre su túmulo estarán velando.
33Los terrones del valle le serán dulces; Tras de él será llevado todo hombre, Y antes de él han ido innumerables.
34¿Cómo, pues, me consoláis en vano, Viniendo a parar vuestras respuestas en falacia?